viernes, 28 de noviembre de 2014

Corea para compartir

La primera vez que comí comida coreana la realidad es que no me encantó, demasiado picante, demasiado caliente y sin sabor, tardé un buen tiempo en volver a darle una oportunidad, hasta que a un par de calles de mi oficina abrieron un pequeño y acogedor espacio de comida coreana llamado sin pretensiones "Comida Coreana Seul". El sabor de sus platillos es espectacular, el lugar muy chiquitito con una sola barra donde todo el mundo tiene que sentarse a compartir un mismo espacio. 


La mejor parte es poder ver mientras disfruto de un arroz frito con verdadero kimchi, cómo los dueños, una pareja de viejecitos coreanos, todavía tienen tiempo de caminar a desearte buen provecho con un cortado pero amable español, o cómo ríen en sus buenos días comiendo una quesadilla que les preparó uno de los chicos de la cocina mientras practican la frase "hambre feroz". Parecen más que felices presentes, absortos en los detalles...

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