lunes, 2 de junio de 2014

topless, toptets

¿Qué impacto tiene a estas alturas, en un 2014 regido por la imagen, ver un par de pechos al aire? Ninguno. Después de Femen, American Apparel, el BookNerd, Naked Girls Reading, el selfie y las manifestaciones de ciclistas desnudos anuales, ¿es realmente un acto político importante o mínimo sorprendente, como mujer, desnudarse por una causa que no sea el puro hecho de querer hacerlo?

Ayer visité la Hermosa Provincia, base del templo de La Luz del Mundo. Algo que siempre llamó mi atención fue ver a las mujeres de esta religión con sus faldas largas y sus piernas cubiertas hasta los tobillos, me preguntaba si no se daban cuenta la opresión en la que vivían al seguir esas reglas del vestir. Hoy no las juzgo más.

La mujer debería ser libre de disfrutar la desnudez o el cubrirse hasta los ojos sin que nadie la cuestione, de tomar la decisión que quiera de acuerdo a su ideología; nunca he visto que alguien cuestione a un hombre por estas razones. No puedo evitar analizar si no es esta cultura occidental y capitalista aprovechándose de nosotras también la que nos empuja a pensar que sólo la desnudez y el desparpajo nos hace mujeres liberadas, fuertes, modernas, activistas. 

Esa sociedad que al mismo tiempo nos hace correr al gimnasio (no por salud sino por vanidad) a sufrir y sudar hasta el cansancio para poder enseñar hasta la campanilla en las vacaciones de verano, a lograr el cuerpo que exige la tendencia, a que cada año se incrementen las cifras de cirugías estéticas. ¿No es eso estar una vez más ciegas, siendo empujadas a hacer lo que dicta la tv, las revistas, el mundo digital y sus redes?

Empiezo a creer que a estas alturas es más un acto de rebeldía cubrirse y ser conservadora, que ser Miley Cyrus, cuando ninguna de las dos cosas debería tener un costo social por el simple hecho de ser mujer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario