Llego tranquilamente a la Farmacia Guadalajara con un compañero de trabajo, nos separamos, me formo para aprovechar y comprar una medicina. Un solitario dependiente atiende la única caja abierta, 4 o 5 personas en la fila, tomo mi lugar. Paso unos 10-12 minutos esperando formada, la fila avanza, todos tranquilos, sólo quedo yo en la fila cuando abren una segunda caja, el recién llegado cajero pregunta quién sigue, digo que yo y me acerco a la caja para que me atiendan, repentinamente una señora que apenas va llegando me dice de la peor forma posible que ese no es mi lugar porque yo estaba formada en la otra fila, le explico que sólo había una fila cuando llegué donde estábamos todos, que yo llegué antes y tengo mucho esperando. Comienza a gritar y decirme que no me cree nada.
Tal vez si me lo hubiera pedido amablemente le habría cedido mi lugar sin dudarlo porque andaba de buenas, pero sus formas aceleradas, groseras, injustas y demás, me hicieron decidir que no iba a quitarme porque ella dijera, acto seguido siguió diciéndome mentirosa y demás adjetivos. Le dije que no iba a quitarme, el cajero comenzó a atenderme. Ella seguía hablando, otra de las personas presentes comenzó a defenderme diciendo que era cierto lo que yo le expliqué y que esperara su turno. Su respuesta fue "Tu cállate, contigo no estoy hablando". Una verdadera #LadyFarmacia pensé. Al final tuvo que esperar su turno como todo el mundo a pesar de su agresividad y gritos, porque era lo justo, porque nadie le siguió el juego, enfurruñada y sin saber qué decir.
He aprendido que frente a los gritos, silencio, pero sin doblegarse. En lo macro como en lo micro la gente en las ciudades está loca, alterada por la vida rápida y sucia que vivimos. Espero que la señora en cuestión haya aprendido algo hoy. Yo aprendí que cuando defiendes lo que es justo siempre habrá alguien que te acompañe. Gracias a la desconocida que me defendió. Me hizo tener fe en la humanidad este bonito Jueves.
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