viernes, 6 de marzo de 2015

Nada peor que ser un viejo

Entre ver la caída sufrida hace muy poco por Madonna, que generó toneladas de memes + comentarios sobre su "avanzada" edad, arrugas, y cirugías que prueban su obsesión por seguir siendo joven; y el hecho de reflexionar sobre la mujer que murió hace dos días arrollada por el tren ligero en Guadalajara (una mujer de 88 años que transitaba sola por las calles de la ciudad) me he puesto a pensar, y por qué no, paniquear, sobre lo que nos pasa en este mundo moderno capitalista cuando somos viejos, cuando ya no tenemos valor para el mercado, cuando somos mercancía dañada que ya nadie quiere cuidar. Entonces, tuve una epifanía, no es que las generaciones de hoy no queramos crecer, madurar, o aportar, que estemos obsesionados con la fiesta y la juventud, el asunto es que vivimos en un mundo que nos dice cada cinco minutos que no existe nada peor que envejecer.


Photo: AFP

Pero no me voy a poner feminista, más allá del asunto superfluo de la imagen, o de ser mujer, lo que me impacta son las implicaciones políticas del asunto, hay poquísimos programas para la gente mayor en este país que no sean dádivas y migajas, no hay actividades que traten de mejorar su calidad de vida, que les abran espacios, que intenten agradecerles a esas mujeres y hombres que han trabajado por su país, dándoles un lugar especial como al resto para seguir desarrollándose, conviviendo, etc... hemos perdido aquello de venerar la sabiduría de los viejos, su paciencia, su experiencia, hoy los hacemos a un lado porque nos estorban, porque quitan tiempo, porque ya no son rápidos, es básicamente un insulto en esta sociedad ser llamado viejo. 

El primer problema, lamento decirles que con algo de suerte todos seremos viejos algún día, el segundo es ¿cómo vamos a poder alcanzar a este mundo que nos desecha tan rápido?, en el que les llamamos ya veteranos a cuasi-adolescentes como Zuckerberg y sus amigos, que se embolsan miles de millones con sus empresas modernas a los 24 años. Sí, ahora se es viejo a los 30. Y nosotros no vivimos en Cuba, donde es una prioridad y se da una cobertura del 100% en seguridad en la nutrición, la actividad física, el desarrollo individual y la participación social de los adultos mayores. Aquí el pan de cada día es ver a los viejitos trabajar en las esquinas vendiendo dulces con caras muy cansadas, sirviendo comida o trapeando en un Carl's Junior, o recibiendo una moneda nuestra (que seguramente damos para sentirnos mejor con nosotros mismos) mientras nos empacan la comida en el supermercado, mientras en la cabeza hacemos grandes planes imaginarios de ahorrar y ahorrar (que difícilmente se lograrán con los sueldos actuales y el costo de vida) pensando en nunca llegar a ser como ellos, porque si hay un peor pecado que ser pobre en esta tierra ese definitivamente es ser viejo.

1 comentario:

  1. Cada día que pasa, nos hacemos más viejos.

    Cuando me gradué, cuando me casé, cuando tuve mi primer y luego mi segundo hijo... me he ido dando cuenta que los aprendizajes de la vida valen MUCHISIMO.

    Ahora a mis treinta y tantos años, entiendo muchas cosas que a mis ventitantos no entendía (aunque pensaba saberlo todo). Una de las cosas que entendí, es por qué en las culturas antiguas, los ancianos formaban un consejo que tomaba las decisiones importantes de la sociedad ! Más sabe el Diablo por viejo, que por Diablo, canta el proverbio popular.

    No se en que punto dejámos de valorar la sabiduría ! En que punto se le sobrevaloró al arrojo, arrogancia y energía de los jóvenes. Y dejamos que, tomando decision trás decisión, nos llevaran a donde estamos hoy... Not the best of places.

    En fin, no estoy TAN joven y definitivamente no estoy TAN viejo todavía... espero poder valorar siempre la experiencia y poder, al mismo tiempo aportar a la juventud. "El futuro es de los jóvenes" otro dicho que valdría la pena discutir....

    ya pues ... dejo tu blog tranquilo.

    r.

    ResponderEliminar